Un mensaje que no se expresa siempre El conjunto de las potencialidades genéticas de un individuo, inscrito en sus genes, se denomina su genotipo. Se trata de una ficha genética establecida desde el momento de la fecundación. Hay que distinguirlo del fenotipo, que no expresa más que de manera parcial, y en los rasgos del sujeto (color de los ojos, de los cabellos, estatura, etc.), la información contenida en el genotipo. En efecto, no todos los genes se manifiestan de manera obligatoria en el fenotipo. Ocurre que algunos son neutralizados por otros que los dominan y no llegan a aparecer más que después de varias generaciones. En la especie humana, cada célula está dotada de un núcleo que contiene 23 pares de cromosomas, suministrando 23 cromosomas el óvulo materno, y los 23 restantes el espermatozoide paterno. El conjunto de los cromosomas humanos podría compararse a una fábrica, cada una de cuyas 46 naves, visibles al microscopio, albergara a varios millares de obreros, cuyo trabajo no hubiera podido ser observado nunca de manera directa. Tales obreros serían los genes.