El etnólogo de campo Observa, analiza y describe uno o varios grupos humanos lo bastante reducidos para que pueda seguir su comportamiento lo más fielmente posible. Se dedica a recopilar los diferentes aspectos propios de la sociedad: las estructuras familiares, religiosas, políticas, económicas o técnicas. El oficio requiere cualidades de observación, método, una buena salud física y, sobre todo, mucha paciencia, pues penetrar en las realidades de un grupo particular exige el sentido de la relación humana. El conocimiento del idioma del pueblo considerado es fundamental. El tener que recurrir a un intérprete abre siempre un abismo entre el etnólogo y el sujeto interrogado. El cuaderno de notas, el magnetófono, la máquina fotográfica, e incluso la cámara de cine, son sus instrumentos de trabajo. Ello, sin olvidar un buen par de zapatos.