Narváez : 5

22/10/2009 3.152 Palabras

Narváez Capítulo V de Benito Pérez Galdós La franca risa con que el buen párroco acogió estas turbadas expresiones, me tranquilizó. «No hagas caso, Pepito: la señora Marquesa se asusta de la majestad del lugar, de la imponente elevación de los muros. En cuanto a los habitantes, nada tienen de terroríficos. Entra y verás. -Fue la primera impresión -dijo Ignacia agarrándome el brazo-. Entraré contigo si quieres; pero mejor fuera no haber venido. -¡Qué tontería! Sean lo que quieran, ¿nos van a comer? Entremos, y vaya por delante de cicerone el Sr. de Miedes». Salvamos el boquete abierto en el adarve, pasamos junto al cubo, que enhiesto y amenazador se mantiene, desafiando el cielo, subimos la escalera que conduce al interior de la torre del Homenaje, de la cual sólo queda un cascarón informe, y bajo una bóveda festoneada de hierbatos, encaramos con la familia errante, que allí tenía su aposento. Adelantose a recibirnos el padre o cabeza de la pequeña...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info